sábado, 2 de octubre de 2010

JOSE O COXO

 
Al escribir estas notas se me pone la piel de gallina al recordar al paso del tiempo (cincuenta y cinco años) que muchos son los que de una forma u otra no se encuentran entre nosotros. Yo quisiera aquí y ahora ser objetivo para que los personajes vuelvan a la vida y el paso por la Casa del Coxo sea aquella por la que pasamos varias generaciones y disfrutamos de aquella reunión.
Para empezar diré que Jose era zoquero, vivia solo y tenia una hermana en Ibiza que apenas conocía; no podía valerse fisicamente, su pierna izquierda se lo impedía, era minusvalido y se ayudaba de una muleta para su desplazamiento. Analfabeto y de hablar muy defectuoso pero también dire que su nobleza, su forma de ser era digna, cariñosa y todo cuanto querramos añadir. Hecha esta salvedad iremos haciendo camino en el tiempo y en el espacio.
Los que con él nos reuniamos eramos bastantes para hacer una pelicula de muchos extras. En todo tiempo nunca le faltaron a Jose el Coxo, amigos y confidentes para darle la lata.
Iré dando algunos nombres que por el paso del tiempo no se encuentran entre nosotros.
El primero, Maximino el Huevero; este era mucho de casa por ser vecino colindante y haber tenido algún negocio dineril con el Coxo, el Crespo (padre) que no aprobaba las bromas que allií abundaban, continuandocon Alejandro, carabinero retirado que al hablar hacia una mueca con su boca a la que Jose le decia sonriendo
:¡Chico, pareces un conexo!
Otro, Manubrio, le cortaba el pelo y lo afeitaba e iba a los recados.
Mingote también concurría a la tertulia so bre todo cuando había alguna “pertegada” Otros mas jovenes se iban renovando: El Zochas, el Negrito, Atilano y Manolo el Molinero, el Raxao, Bernardo el Chinchorro, Pepe del Pinche etc. De todos estos personajes contaré alguna cosa significativa. El mas hablador el Mingote, tenia en la boca siempre el tema de comer.
Xan con su hijo Benjamin se ocupaban, cuando la Guerra, al pequeño estraperlo e iban por las aldeas cercanas con tabaco, jabón, sacarina que cambiaban por patatas, tocino y -como decía Xan- lo que “encha a pandorga”
Entonces el hambre estaba en su apogeo.
Le pregunto Manubrio ¿Que comiche hoy?
¡Ay!Tuvimos un bon dia e cambiamos toda a mercancia que xa la vendimos na casa de Amadora de Cotoril
¿Verda, Benjamin? Comimos un bon caldo con tropezois, toucin, costela, dente e filloas acompañado de pan branco cocio na casa.
Jose el Coxo pasaba muchas privaciones como muchos mas. A l sentir a Xan se le llenaba la boca de agua. El menu le saco de sus cabales y Jose le increpaba con su ortopédica pierna al t iempo que le decia.:¡Casa fascista, eres un crapula y un embustero!¡Larga de mi casa faroleiro!¡Larga falangista mentiroso!
Transcurridos unos minutos, el Huevero le trae la cena a Jose el Coxo, consistente en un plato de papas de maiz con leche. Las comia indignado y le recomendaba el Chinchorro: ¡Come Coxo, o de Xan e todo mentira! ¿Nun sabes que é?
Y cuento lo que le paso con Parajes. Este compro en Castropol restos de una zapateria. Xan al enterarse le conquista cincuenta pares para vender por las aldeas Parajes se queda sin mercancia y Xan decia al Chinchorro:
¡Quedouse con santo e limosna! Parajes vailo demandar.
Otra anecdota del Zochas, el Negrito y Cabra Seca: Un buen día dicen de ir a las brevas del Raxao.
Van y regresan con una repleta bolsa del fruto que a Jose el Coxo tanto le gustaba. Lo que no sabia era que venían rellenas con polvos de xalapa. Jose come que come y pronto su intestino dice donde está. El water estaba listo y situado en la planta baja, Jose se iba apretando el culo a hacer sus necesidades y subía de nuevo para de pronto tener que salir otra vez corriendo a todo meter. En ese ir y venir de Jose, llega Xan y maliciosamente pregunta si “houbo festa” Y come unas maduras y frescas brevas y casi instantaneamente se ve envuelto como Jose en el mismo problema de la cagalera. Pero, eso si, guardando el oportuno turno para hacer uso del retrete.
Y Xan decia a sus contertulios: ¡Ay! ¡Nunca tal me pasou, cagueime todo! Y el Crespo le responde: ¡Tache ben por enchedoiro!
Un buen día llaman a la puerta estando muy concurrida la reunión, con la cual un grupo de falangistas veteranos no estaban muy de acuerdo, estos en el portal se lo hacen saber al Coxo, quien se enfrenta a ellos con su pata de palo y con palabras entrecortadas les dice:
-¡Largo de mi casa, carniceros, larpeiros! ¡Vou empezar a paus e non vai quedar titere con cabeza!
Los otros enfadados le dicen que le van a meter en la cárcel a él y a toda la tropa; el pánico fue indescriptible.
Bueno, esto nun é nada; para semana que ven temos que ir cumprir con el precepto e confesar e comulgar-dice Maximino. Y o que nun vaya, dicen que lle sacan a cartilla de racionamiento.
Llega el día y José el Coxo con sus amigos, nos personamos en la Parroquial con boina en mano. Al tocarle el turno a José, se aproxima al confesionario y dejando a un lado lo de “Ave María Purísima” le dice al confesor:
¡Hola Chico! Veño a confesar; los allí cercanos vimos a un hombre muerto de miedo por temor a perder la cartilla de racionamiento. Cumplimos con aquella sociedad de la cual no eramos simpatizantes...
Añadiré que fui protagonista -Con Manolo de Piruxo, Gervasio el Molinero, el Ferrolan, Pin de Oviedo y otros más-de cuando el destructor “JOSE LUIS DIEZ” burló el bloqueo del Estrecho de Gibraltar y a al flota franquista a
Norte del País y el general Queipo de Llano mediante sus famosas charlas decía: “Las represalias serán muy severas y estamos dispuestos a lanzar gases asfixiantes en donde sea para dar con los responsables”
Habíamos adquirido por Gervasin en Casa de Pérez, un frasco de amoníaco y pusimos en acción la broma. José el Coxo sigue reparando zapatos, en tanto Piruxo se encarga de derramar el liquido debajo de la destartalada silla del Coxo, yo era el encargado de leer el periódico, ya que estimaban los demás que tenía alguna facilidad para cambiar las situaciones.
Y José decía: ¡Lée, neno, lée! Yo leo, le hago una seña a Manolo y a l decir que en cualquier momento se hará una realidad el que las gentes se vean privadas de respirar aire puro-pues lo del “JOSE LUIS DIEZ” es grave- Manolo cree llegado el momento y con el pie vierte el pestilente liquido. José que estaba atento a mi lectura y al sentirse privado de respiración, asustado, da un fuerte martillazo en el mostrador, dejándolo hundido y cuya huella aún permanece. José el Coxo, a pesar de estar impedido, tenía una agilidad felina, se levanta de un salto y con su muleta estruja al Ferrolán contra la pared diciéndole : ¡Canta Ferrolán, canta! En tanto o Ferrolán decía:
¡Eu nun fun José! ¡Nun fun! … Y José seguía diciendo : ¡Este Peruxin e unha avelaiña, e o Pesquero (ése era 
Cuando al paso de unos días a los castigados (delincuentes) les avisaba Manubrio: Dice o Coxo que podes volver … A José pronto se le pasaba el enfado, la compañía de los contertulios eran parte de su vida.
Muchas más cosas se podrían contar sobre José El Coxo. Como cierre diré que el bueno de José era eso, noble,sin rencor y digno de ser querido por todos. Cosa que nosotros no reconociamos por nuestra poca edad; pero si hoy reconocemos nuestras perrerías a la vez que le decimos que lo recordamos siempre y que desde su eterno descanso nos mande un mensaje por Manubrio que diga: ¡Buenos chicos! ¡Sede buenos! Y firmaría: O Coxo.
yo) é formal... El Ferrolan tuvo que abandonar: ¡Fuera de mi casa,langrán!...¡Nun volvas por aquí mas! Y le da un empujón y le echa fuera.

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